En el budismo, la vida no queda completamente cortada por la muerte, ya que queda una corriente de consciencia. Por esto, tampoco se corta la relación entre los miembros de la familia que fallecieron y quienes siguen vivos. Sin embargo, no conocemos el estado espiritual en los que se encuentran los miembros difuntos de la familia.
Según las enseñanzas del Buda, dependiendo del “karma” (palabra que significa “acciones”, ya sean buenas o malas) que hayan acumulado en su vida más reciente o en las anteriores, pueden gravitar entre los estados mentales de felicidad o infelicidad y, por lo tanto, en los renacimientos. De acuerdo con el budismo, es posible ayudarlos al dedicar los méritos de su propia práctica. Mientras más canta una familia junta por sus parientes muertos, más mérito recibirán. Un servicio conmemorativo es una forma de ayudar a nuestra familia pasada a poder renacer en un ser de mejor estado, aun en la Tierra pura del Buda eterno Shakyamuni, donde pueden obtener fácilmente el estado de buda.
Nichiren Shonin dijo,
“Nuestros padres nos dieron nuestras cabezas. Nuestros padres nos dieron nuestras piernas. Nuestros padres nos dieron nuestros dedos. Nuestros padres nos dieron nuestras bocas. Todo nuestro cuerpo es heredado de nuestros padres”
Nuestro cuerpo no es solamente nuestro. Heredamos nuestro cuerpo de nuestra familia pasada, de generación en generación. Los beneficios que disfrutamos han sido nutridos y transmitidos por nuestra familia pasada. Rezar por nuestra familia pasada también significa rezar por nosotros, debido a que en nuestros cuerpos y mentes contenemos esta herencia pasada de generación en generación.